Job 10

1 Hastiado estoy de mi vida:
daré rienda suelta a mi queja,
hablaré en la amargura de mi alma.
2 Le diré a Dios: «No me condenes,
hazme saber por qué contiendes conmigo.
3 «¿Es justo para ti oprimir,
rechazar la obra de tus manos,
y mirar con favor los designios de los malos?
4 «¿Acaso tienes tú ojos de carne,
o ves como el hombre ve?
5 «¿Son tus días como los días de un mortal,
o tus años como los años del hombre,
6 para que andes averiguando mi culpa,
y buscando mi pecado?
7 «Según tu conocimiento ciertamente no soy culpable;
sin embargo no hay salvación de tu mano.
8 «Tus manos me formaron y me hicieron,
¿y me destruirás?
9 «Acuérdate ahora que me has modelado como a barro,
¿y me harás volver al polvo?
10 «¿No me derramaste como leche,
y como queso me cuajaste?
11 «¿No me vestiste de piel y de carne,
y me entretejiste con huesos y tendones?
12 «Vida y misericordia me has concedido,
y tu cuidado ha guardado mi espíritu.
13 «Sin embargo, tienes escondidas estas cosas en tu corazón,
yo sé que esto está dentro de ti:
14 si pecara, me lo tomarías en cuenta,
y no me absolverías de mi culpa.
15 «Si soy malvado, ¡ay de mí!,
y si soy justo, no me atrevo a levantar la cabeza.
Estoy harto de deshonra y consciente de mi aflicción.
16 «Si mi cabeza se levantara, como león me cazarías,
y mostrarías tu poder contra mí.
17 «Renuevas tus pruebas contra mí,
y te ensañas conmigo;
tropas de relevo vienen contra mí.
18 «¿Por qué, pues, me sacaste de la matriz?
¡Ojalá que hubiera muerto y nadie me hubiera visto!
19 «Sería como si no hubiera existido,
llevado del vientre a la sepultura.»
20 ¿No dejará El en paz mis breves días?
Apártate de mí para que me consuele un poco
21 antes que me vaya, para no volver,
a la tierra de tinieblas y sombras profundas;
22 tierra tan lóbrega como las mismas tinieblas,
de sombras profundas, sin orden,
y donde la luz es como las tinieblas. Job 10

ORACIÓN

  • Hoy pedimos al Señor paciencia y longanimidad ante las múltiples paradojas de la vida, teniendo siempre presente que nunca habrá mayor paradoja que la que Él sufrió en la cruz.
  • Pedimos al Señor el sentido y la visión necesarios para entender el propósito de nuestra vida en las actuales circunstancias.

AMÉN.

Marcos 14

1 Faltaban dos días para la Pascua y para la fiesta de los panes sin levadura; y los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo prenderle con engaño y matarle ;
2 porque decían: No durante la fiesta, no sea que haya un tumulto del pueblo.
Jesús ungido en Betania
3 Y estando El en Betania, sentado a la mesa en casa de Simón el leproso, vino una mujer con un frasco de alabastro de perfume muy costoso de nardo puro; y rompió el frasco y lo derramó sobre la cabeza de Jesús.
4 Pero algunos estaban indignados y se decían unos a otros: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume?
5 Porque este perfume podía haberse vendido por más de trescientos denarios, y dado el dinero a los pobres. Y la reprendían.
6 Pero Jesús dijo: Dejadla; ¿por qué la molestáis? Buena obra ha hecho conmigo.
7 Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros; y cuando queráis les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis.
8 Ella ha hecho lo que ha podido; se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura.
9 Y en verdad os digo: Dondequiera que el evangelio se predique en el mundo entero, también se hablará de lo que ésta ha hecho, para memoria suya.
Traición de Judas
10 Entonces Judas Iscariote, que era uno de los doce, fue a los principales sacerdotes para entregarles a Jesús.
11 Cuando ellos lo oyeron, se alegraron y prometieron darle dinero. Y él buscaba cómo entregarle en un momento oportuno.
Preparación de la Pascua
12 El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando se sacrificaba el cordero de la Pascua, sus discípulos le dijeron*: ¿Dónde quieres que vayamos y hagamos los preparativos para que comas la Pascua?
13 Y envió* a dos de sus discípulos, y les dijo*: Id a la ciudad, y allí os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle;
14 y donde él entre, decid al dueño de la casa: «El Maestro dice: ‘¿Dónde está mi habitación en la que pueda comer la Pascua con mis discípulos?'»
15 Y él os mostrará un gran aposento alto, amueblado y preparado; haced los preparativos para nosotros allí.
16 Salieron, pues, los discípulos y llegaron a la ciudad, y encontraron todo tal como El les había dicho; y prepararon la Pascua.
Jesús identifica al traidor
17 Al atardecer llegó* El con los doce.
18 Y estando sentados a la mesa comiendo, Jesús dijo: En verdad os digo que uno de vosotros me entregará; el que come conmigo.
19 Ellos comenzaron a entristecerse y a decirle uno por uno: ¿Acaso soy yo?
20 Y El les dijo: Es uno de los doce, el que moja conmigo en el plato.
21 Porque el Hijo del Hombre se va tal y como está escrito de El; pero ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Mejor le fuera a ese hombre no haber nacido.
Institución de la Cena del Señor
22 Y mientras comían, tomó pan, y habiéndolo bendecido lo partió, se lo dio a ellos, y dijo: Tomad, esto es mi cuerpo.
23 Y tomando una copa, después de dar gracias, se la dio a ellos, y todos bebieron de ella.
24 Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos.
25 En verdad os digo: Ya no beberé más del fruto de la vid hasta aquel día cuando lo beba nuevo en el reino de Dios.
26 Después de cantar un himno, salieron para el monte de los Olivos.
Jesús predice la negación de Pedro
27 Y Jesús les dijo*: Todos vosotros os apartaréis, porque escrito está: «HERIRE AL PASTOR, Y LAS OVEJAS SE DISPERSARAN.»
28 Pero después de que yo haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea.
29 Entonces Pedro le dijo: Aunque todos se aparten, yo, sin embargo, no lo haré.
30 Y Jesús le dijo*: En verdad te digo que tú, hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces.
31 Pero Pedro con insistencia repetía: Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. Y todos decían también lo mismo.
Jesús en Getsemaní
32 Y llegaron* a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo* a sus discípulos: Sentaos aquí hasta que yo haya orado.
33 Y tomó* consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a afligirse y a angustiarse mucho.
34 Y les dijo*: Mi alma está muy afligida, hasta el punto de la muerte; quedaos aquí y velad.
35 Adelantándose un poco, se postró en tierra y oraba que si fuera posible, pasara de El aquella hora.
36 Y decía: ¡Abba, Padre! Para ti todas las cosas son posibles; aparta de mí esta copa, pero no sea lo que yo quiero, sino lo que tú quieras .
37 Entonces vino* y los halló* durmiendo, y dijo* a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No pudiste velar ni por una hora?
38 Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.
39 Se fue otra vez y oró, diciendo las mismas palabras.
40 Y vino de nuevo y los halló durmiendo, porque sus ojos estaban muy cargados de sueño; y no sabían qué responderle.
41 Vino* por tercera vez, y les dijo*: ¿Todavía estáis durmiendo y descansando? Basta ya; ha llegado la hora; he aquí, el Hijo del Hombre es entregado en manos de los pecadores.
42 Levantaos, vámonos; mirad, está cerca el que me entrega.
Arresto de Jesús
43 En ese momento, mientras todavía estaba El hablando, llegó* Judas, uno de los doce, acompañado de una multitud con espadas y garrotes, de parte de los principales sacerdotes, de los escribas y de los ancianos.
44 Y el que le entregaba les había dado una señal, diciendo: Al que yo bese, ése es; prendedle y llevadle con seguridad.
45 Y habiendo llegado, inmediatamente se acercó a El diciendo: ¡Rabí! Y le besó.
46 Entonces ellos le echaron mano y le prendieron.
47 Pero uno de los que estaban allí, sacando la espada, hirió al siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja.
48 Y dirigiéndose Jesús a ellos, les dijo: ¿Habéis salido con espadas y garrotes para arrestarme como contra un ladrón?
49 Cada día estaba con vosotros en el templo enseñando, y no me prendisteis; pero esto ha sucedido para que se cumplan las Escrituras.
50 Y abandonándole, huyeron todos.
Un joven sigue a Jesús
51 Cierto joven le seguía, vestido sólo con una sábana sobre su cuerpo desnudo; y lo prendieron*;
52 pero él, dejando la sábana, escapó desnudo.
Jesús ante el concilio
53 Y llevaron a Jesús al sumo sacerdote; y se reunieron* todos los principales sacerdotes, los ancianos y los escribas.
54 Pedro le siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo sacerdote; estaba sentado con los alguaciles, calentándose al fuego.
55 Y los principales sacerdotes y todo el concilio, procuraban obtener testimonio contra Jesús para darle muerte, pero no lo hallaban.
56 Porque muchos daban falso testimonio contra El, pero sus testimonios no coincidían.
57 Y algunos, levantándose, daban falso testimonio contra El, diciendo:
58 Nosotros le oímos decir: «Yo destruiré este templo hecho por manos, y en tres días edificaré otro no hecho por manos.»
59 Y ni siquiera en esto coincidía el testimonio de ellos.
60 Entonces el sumo sacerdote levantándose, se puso en medio y preguntó a Jesús, diciendo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?
61 Mas El callaba y nada respondía. Le volvió a preguntar el sumo sacerdote, diciéndole: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?
62 Jesús dijo: Yo soy; y veréis al HIJO DEL HOMBRE SENTADO A LA DIESTRA DEL PODER y VINIENDO CON LAS NUBES DEL CIELO.
63 Entonces el sumo sacerdote, rasgando sus ropas, dijo*: ¿Qué necesidad tenemos de más testigos?
64 Habéis oído la blasfemia; ¿qué os parece? Y todos le condenaron, diciendo que era reo de muerte.
65 Y comenzaron algunos a escupirle, a cubrirle el rostro y a darle de puñetazos, y a decirle: ¡Profetiza! Y los alguaciles le recibieron a bofetadas.
La negación de Pedro
66 Estando Pedro abajo en el patio, llegó* una de las sirvientas del sumo sacerdote,
67 y al ver a Pedro calentándose, lo miró y dijo*: Tú también estabas con Jesús el Nazareno.
68 Pero él lo negó, diciendo: Ni sé, ni entiendo de qué hablas. Y salió al portal, y un gallo cantó.
69 Cuando la sirvienta lo vio, de nuevo comenzó a decir a los que estaban allí: Este es uno de ellos.
70 Pero él lo negó otra vez. Y poco después los que estaban allí volvieron a decirle a Pedro: Seguro que tú eres uno de ellos, pues también eres galileo.
71 Pero él comenzó a maldecir y a jurar: ¡Yo no conozco a este hombre de quien habláis!
72 Al instante un gallo cantó por segunda vez. Entonces Pedro recordó lo que Jesús le había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Y se echó a llorar. Marcos 14

ORACIÓN

  • Hoy pedimos al Señor oportunidades para llevar a cabo sacrificios de adoración y alabanza que honren su nombre.
  • Pedimos que las riquezas materiales de este mundo no se antepongan a las implicaciones del Evangelio y el Reino de Dios en nuestras vidas.
  • Pedimos confianza y fe en la providencia de Dios sabiendo que Él tiene control sobre todas las circunstancias y es conocedor del propósito de nuestra situación.
  • Alabamos y bendecimos al Señor porque ha provisto de la Cruz. El lugar donde todos podemos acudir, encontrarnos y ser salvos.
  • Pedimos al Señor sabiduría para reconocer nuestra debilidad y nuestra gran dependencia de la oración. Que esta nos acompañe todos los días de nuestra existencia.
  • Damos gracias a Dios porque Jesucristo no ha sido piedra de tropiezo para nosotros, sino fundamento de nuestra salvación y nuestra nueva vida en Él.
  • Pedimos al Señor fe para no avergonzarnos de Él, y fidelidad y esperanza para aguardarle hasta que el vuelva.

AMÉN.

Génesis 44

Mandó José al mayordomo de su casa, diciendo: Llena de alimento los costales de estos varones, cuanto puedan llevar, y pon el dinero de cada uno en la boca de su costal.
2 Y pondrás mi copa, la copa de plata, en la boca del costal del menor, con el dinero de su trigo. Y él hizo como dijo José.
3 Venida la mañana, los hombres fueron despedidos con sus asnos.
4 Habiendo ellos salido de la ciudad, de la que aún no se habían alejado, dijo José a su mayordomo: Levántate y sigue a esos hombres; y cuando los alcances, diles: ¿Por qué habéis vuelto mal por bien? ¿Por qué habéis robado mi copa de plata?
5 ¿No es ésta en la que bebe mi señor, y por la que suele adivinar? Habéis hecho mal en lo que hicisteis.
6 Cuando él los alcanzó, les dijo estas palabras.
7 Y ellos le respondieron: ¿Por qué dice nuestro señor tales cosas? Nunca tal hagan tus siervos.
8 He aquí, el dinero que hallamos en la boca de nuestros costales, te lo volvimos a traer desde la tierra de Canaán; ¿cómo, pues, habíamos de hurtar de casa de tu señor plata ni oro?
9 Aquel de tus siervos en quien fuere hallada la copa, que muera, y aun nosotros seremos siervos de mi señor.
10 Y él dijo: También ahora sea conforme a vuestras palabras; aquel en quien se hallare será mi siervo, y vosotros seréis sin culpa.
11 Ellos entonces se dieron prisa, y derribando cada uno su costal en tierra, abrió cada cual el costal suyo.
12 Y buscó; desde el mayor comenzó, y acabó en el menor; y la copa fue hallada en el costal de Benjamín.
13 Entonces ellos rasgaron sus vestidos, y cargó cada uno su asno y volvieron a la ciudad.
14 Vino Judá con sus hermanos a casa de José, que aún estaba allí, y se postraron delante de él en tierra.
15 Y les dijo José: ¿Qué acción es esta que habéis hecho? ¿No sabéis que un hombre como yo sabe adivinar?
16 Entonces dijo Judá: ¿Qué diremos a mi señor? ¿Qué hablaremos, o con qué nos justificaremos? Dios ha hallado la maldad de tus siervos; he aquí, nosotros somos siervos de mi señor, nosotros, y también aquel en cuyo poder fue hallada la copa.
17 José respondió: Nunca yo tal haga. El varón en cuyo poder fue hallada la copa, él será mi siervo; vosotros id en paz a vuestro padre.
Judá intercede por Benjamín
18 Entonces Judá se acercó a él, y dijo: Ay, señor mío, te ruego que permitas que hable tu siervo una palabra en oídos de mi señor, y no se encienda tu enojo contra tu siervo, pues tú eres como Faraón.
19 Mi señor preguntó a sus siervos, diciendo: ¿Tenéis padre o hermano?
20 Y nosotros respondimos a mi señor: Tenemos un padre anciano, y un hermano joven, pequeño aún, que le nació en su vejez; y un hermano suyo murió, y él solo quedó de los hijos de su madre; y su padre lo ama.
21 Y tú dijiste a tus siervos: Traédmelo, y pondré mis ojos sobre él.
22 Y nosotros dijimos a mi señor: El joven no puede dejar a su padre, porque si lo dejare, su padre morirá.
23 Y dijiste a tus siervos: Si vuestro hermano menor no desciende con vosotros, no veréis más mi rostro.
24 Aconteció, pues, que cuando llegamos a mi padre tu siervo, le contamos las palabras de mi señor.
25 Y dijo nuestro padre: Volved a comprarnos un poco de alimento.
26 Y nosotros respondimos: No podemos ir; si nuestro hermano va con nosotros, iremos; porque no podremos ver el rostro del varón, si no está con nosotros nuestro hermano el menor.
27 Entonces tu siervo mi padre nos dijo: Vosotros sabéis que dos hijos me dio a luz mi mujer;
28 y el uno salió de mi presencia, y pienso de cierto que fue despedazado, y hasta ahora no lo he visto.
29 Y si tomáis también a éste de delante de mí, y le acontece algún desastre, haréis descender mis canas con dolor al Seol.
30 Ahora, pues, cuando vuelva yo a tu siervo mi padre, si el joven no va conmigo, como su vida está ligada a la vida de él,
31 sucederá que cuando no vea al joven, morirá; y tus siervos harán descender las canas de tu siervo nuestro padre con dolor al Seol.
32 Como tu siervo salió por fiador del joven con mi padre, diciendo: Si no te lo vuelvo a traer, entonces yo seré culpable ante mi padre para siempre;
33 te ruego, por tanto, que quede ahora tu siervo en lugar del joven por siervo de mi señor, y que el joven vaya con sus hermanos.
34 Porque ¿cómo volveré yo a mi padre sin el joven? No podré, por no ver el mal que sobrevendrá a mi padre. Génesis 44

ORACIÓN

  • Hoy pedimos al Señor que nos muestre el significado de tantas paradojas y desesperanzas que habitan en nosotros. Que por ellas maduremos buscando el camino de la verdad y la gracia.

AMÉN.

Dios separa la tierra de las aguas, y las hace fructificar (Génesis 1:6-13)

En este momento, estando toda la tierra inundada, y cubierta, probablemente, por una espesa capa de nubes, Dios empieza a dar forma al mundo que hoy habitamos. En primer lugar, crea un espacio donde pueda darse la vida. Probablemente es ahora cuando se crea la atmósfera, tal como la entendemos hoy, que permitirá la vida en la Tierra.
En la primera separación, parte de las aguas, probablemente en forma de nubes, pasaron a las capas más altas de la atmósfera creando un sistema climático muy parecido al que hoy disfrutamos en la Tierra. Esto fue el segundo día. Y vio Dios que era bueno.
En la segunda separación de las aguas, Dios separa la tierra del mar, haciendo emerger la tierra seca donde crecerán plantas, hierbas y árboles. Cada uno según su especie, cada uno según su semilla y su fruto. Esto fue el tercer día. Y vio Dios que era bueno.
El agua juega un papel crucial en la literatura del antiguo Oriente Medio. En Egipto, por ejemplo, el dios creador Ptah usa las aguas preexistentes (personificadas en el dios Nun) para crear el universo. Lo mismo ocurre con la literatura mesopotámica con los dioses del caos de las aguas (Pasa, Tiamat, y Mummu) de los cuales procede la creación. El relato bíblico de la creación contrasta con este oscuro politeísmo mitológico. En el relato bíblico, el agua de la creación no es una deidad; es tan solo parte de la obra creadora de Dios, y es utilizada como materia prima en las manos del único Dios Creador y soberano. Tal y como la luz se separó de las tinieblas, así también las aguas se separaron para formar una nueva extensión (vv. 6–7), que Dios llama Cielo (v. 8). De esta forma se constituyó lo que los seres humanos vemos por encima nuestro, es decir, la región que contiene tanto las luces celestes (vv. 14–17) como las aves (v. 20).
En los versículos del 9 al 13, dos regiones más son formadas por Dios: la tierra seca que constituye la Tierra y las aguas que forman los Mares (vv. 9–10). Estos serán los dos últimos objetos que Dios nombra específicamente. Acto seguido, Dios da instrucciones a la tierra para que produzca vegetación (vv. 11–12). Si bien la creación de la flora puede parecer fuera de lugar el tercer día, en realidad anticipa lo que Dios dirá más tarde en vv. 29–30 sobre la obtención de alimentos tanto para la humanidad como para las otras criaturas. La creación de lugares específicos los días primero y tercero, juntamente con la creación de la vegetación, dispone de todo lo necesario para la obra que Dios ordenará los días cuarto y sexto.
Al acercarnos a la majestad de la Creación, lo primero que debemos hacer es humillarnos ante la grandeza y la magnificencia del Universo. Desde nuestra posición tan insignificante debemos admitir que se no alcanzamos a comprender, en buena medida, la labor creadora de Dios.
El salmista no alcanzaba a vislumbrar la inmensidad de la obra de Dios en el firmamento, pero si entendía, al contemplarlo, el poder y el amor de Dios que lo sobrepasan. Pocas cosas transforman tanto la cosmovisión de la vida como creer que Dios creó la Tierra con su poder, y que lo mantiene y lo sostiene con su sabiduría.
No hay mayor falacia, o embuste que la de tragarse que este mundo tan extraordinario en el que vivimos ha sido surgido de la nada y se ha formado por casualidad. Ni las civilizaciones más primitivas y atrasadas han podido concebir semejante despropósito. Sin duda, no hay fe más irracional que la de asumir que el mundo en el que vivimos fue creado del mero azar. Es de todo sentido común pensar que existe un Dios que creó y sostiene los cielos y la tierra. La ciencia no puede contradecir este hecho, más bien lo demuestra. Todo descubrimiento científico revela que detrás de la naturaleza y el universo hay un Creador inteligente que permite que comprendamos su fenomenal obra.
Toda la Creación es llamada a alabar y adorar a Dios. Lo escuchamos a lo largo de toda la Escritura. No sólo los hombres o los animales, también los árboles, los cielos, la tierra y el mar deben hacerlo y lo hacen.
Hay una sabiduría, nos dice Proverbios, que orquestó todo el complejo proceso de la Creación. Esta misma sabiduría, además, es la que nos puede dirigir a lo largo de todo el recorrido de nuestra vida. Cuando seguimos los preceptos de la Escritura, estamos siguiendo las instrucciones de aquel que diseñó y creó, los Cielos y la Tierra y todos los que habitan ella. En definitiva, es la sabiduría que hace posible la vida.
Dios mantiene el delicado equilibrio de nuestro ecosistema para que podamos vivir en ella. Él ha puesto límite al mar, y a las nubes. En las Escrituras, a menudo, se menciona que Dios es el que separa la tierra y el mar para que la vida sea posible. Porque la tierra surgió de las aguas y fue formada por el poder de la Palabra de Dios. Ello, debería hacernos ver su gran misericordia, así como hacernos temblar en temor reverente. Porque, Él también es el que hace crecer toda planta y toda hierba para que nos alimentemos nosotros y los animales. Lamentablemente, seguimos ciegos delante de la mano del Dios que dirige y sostiene la vida en nuestro único, bello y singular planeta.

Romanos 13

1 Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan; porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas.
2 Por consiguiente, el que resiste a la autoridad, a lo ordenado por Dios se ha opuesto; y los que se han opuesto, sobre sí recibirán condenación.
3 Porque los gobernantes no son motivo de temor para los de buena conducta, sino para el que hace el mal. ¿Deseas, pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno y tendrás elogios de ella,
4 pues es para ti un ministro de Dios para bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues ministro es de Dios, un vengador que castiga al que practica lo malo.
5 Por tanto, es necesario someterse, no sólo por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia.
6 Pues por esto también pagáis impuestos, porque los gobernantes son servidores de Dios, dedicados precisamente a esto.
7 Pagad a todos lo que debáis; al que impuesto, impuesto; al que tributo, tributo; al que temor, temor; al que honor, honor.
El amor, cumplimiento de la ley
8 No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama a su prójimo, ha cumplido la ley.
9 Porque esto: NO COMETERAS ADULTERIO, NO MATARAS, NO HURTARAS, NO CODICIARAS, y cualquier otro mandamiento, en estas palabras se resume: AMARAS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO.
10 El amor no hace mal al prójimo; por tanto, el amor es el cumplimiento de la ley.
Se acerca el amanecer
11 Y haced todo esto, conociendo el tiempo, que ya es hora de despertaros del sueño; porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando creímos.
12 La noche está muy avanzada, y el día está cerca. Por tanto, desechemos las obras de las tinieblas y vistámonos con las armas de la luz.
13 Andemos decentemente, como de día, no en orgías y borracheras, no en promiscuidad sexual y lujurias, no en pleitos y envidias;
14 antes bien, vestíos del Señor Jesucristo, y no penséis en proveer para las lujurias de la carne. Romanos 13

ORACIÓN

  • Hoy pedimos a Dios que nos muestre oportunidades para hacer el bien de tal forma que recibamos alabanza incluso de las autoridades que han sido establecidas por Dios.
  • Pedimos al Señor honradez, transparencia y respeto a las autoridades y a todos, no debiendo nada a nadie.
  • Pedimos al Señor que no neguemos a nadie el amor que nos ha sido dado. Porque toda la ley se cumple “amando al prójimo como a uno mismo”.
  • Alabamos y bendecimos a Dios porque nuestra Salvación esta cada día más cerca.
  • Pedimos a Dios deshacernos de toda obra de las tinieblas para vestirnos con sus armas de luz.
  • Pedimos a Dios despojarnos de toda carnalidad para vestirnos de su misma persona.

AMÉN.

Job 9

1 Entonces respondió Job y dijo:
2 En verdad yo sé que es así,
pero ¿cómo puede un hombre ser justo delante de Dios?
3 Si alguno quisiera contender con El,
no podría contestarle ni una vez entre mil.
4 Sabio de corazón y robusto de fuerzas,
¿quién le ha desafiado sin sufrir daño?
5 El es el que remueve los montes, y éstos no saben cómo
cuando los vuelca en su furor;
6 el que sacude la tierra de su lugar,
y sus columnas tiemblan;
7 el que manda al sol que no brille,
y pone sello a las estrellas;
8 el que solo extiende los cielos,
y holla las olas del mar;
9 el que hace la Osa, el Orión y las Pléyades,
y las cámaras del sur;
10 el que hace grandes cosas, inescrutables,
y maravillas sin número.
11 Si El pasara junto a mí, no le vería;
si me pasara adelante, no le percibiría.
12 Si El arrebatara algo, ¿quién le estorbaría?
Quién podrá decirle: «¿Qué haces?»
13 Dios no retirará su ira;
debajo de El se abaten los que ayudan a Rahab.
14 ¿Cómo puedo yo responderle,
y escoger mis palabras delante de El?
15 Porque aunque yo tuviera razón, no podría responder;
tendría que implorar la misericordia de mi juez.
16 Si yo llamara y El me respondiera,
no podría creer que escuchara mi voz.
17 Porque El me quebranta con tempestad,
y sin causa multiplica mis heridas.
18 No me permite cobrar aliento,
sino que me llena de amarguras.
19 Si es cuestión de poder, he aquí, El es poderoso;
y si es cuestión de justicia, ¿quién le citará?
20 Aunque soy justo, mi boca me condenará;
aunque soy inocente, El me declarará culpable.
21 Inocente soy,
no hago caso de mí mismo,
desprecio mi vida.
22 Todo es lo mismo, por tanto digo:
«El destruye al inocente y al malvado.»
23 Si el azote mata de repente,
El se burla de la desesperación del inocente.
24 La tierra es entregada en manos de los impíos;
El cubre el rostro de sus jueces;
si no es El, ¿quién será?
25 Mis días son más ligeros que un corredor;
huyen, no ven el bien.
26 Se deslizan como barcos de juncos,
como águila que se arroja sobre su presa.
27 Aunque yo diga: «Olvidaré mi queja,
cambiaré mi triste semblante y me alegraré»,
28 temeroso estoy de todos mis dolores,
sé que tú no me absolverás.
29 Si soy impío,
¿para qué, pues, esforzarme en vano?
30 Si me lavara con nieve
y limpiara mis manos con lejía,
31 aun así me hundirías en la fosa,
y mis propios vestidos me aborrecerían.
32 Porque El no es hombre como yo, para que le responda,
para que juntos vengamos a juicio.
33 No hay árbitro entre nosotros,
que ponga su mano sobre ambos.
34 Que El quite de mí su vara,
y no me espante su terror.
35 Entonces yo hablaré y no le temeré;
porque en mi opinión yo no soy así. Job 9

ORACIÓN

  • Hoy damos gracias al Señor porque a pesar de toda la maldad y la miseria que recorre la Tierra. Dios continúa estando presente en ella.
  • Pedimos al Señor que apague todo fuego de orgullo que nos haga pasar por alto su inalcanzable sabiduría, y su infinita justicia.
  • Pedimos fe, paciencia y esperanza en su obra redentora mientras sufrimos y contemplamos toda la injusticia, la miseria y la impiedad que caracteriza la naturaleza humana.

AMÉN.

Marcos 13

1 Saliendo Jesús del templo, le dijo uno de sus discípulos: Maestro, mira qué piedras, y qué edificios.
2 Jesús, respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada.
Señales antes del fin
(Mt. 24.3-28; Lc. 21.7-24; 17.22-24)
3 Y se sentó en el monte de los Olivos, frente al templo. Y Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaron aparte:
4 Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas hayan de cumplirse?
5 Jesús, respondiéndoles, comenzó a decir: Mirad que nadie os engañe;
6 porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y engañarán a muchos.
7 Mas cuando oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os turbéis, porque es necesario que suceda así; pero aún no es el fin.
8 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá terremotos en muchos lugares, y habrá hambres y alborotos; principios de dolores son estos.
9 Pero mirad por vosotros mismos; porque os entregarán a los concilios, y en las sinagogas os azotarán; y delante de gobernadores y de reyes os llevarán por causa de mí, para testimonio a ellos.
10 Y es necesario que el evangelio sea predicado antes a todas las naciones.
11 Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo.
12 Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres, y los matarán.
13 Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
14 Pero cuando veáis la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel, puesta donde no debe estar (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes.
15 El que esté en la azotea, no descienda a la casa, ni entre para tomar algo de su casa;
16 y el que esté en el campo, no vuelva atrás a tomar su capa.
17 Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!
18 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno;
19 porque aquellos días serán de tribulación cual nunca ha habido desde el principio de la creación que Dios creó, hasta este tiempo, ni la habrá.
20 Y si el Señor no hubiese acortado aquellos días, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos que él escogió, acortó aquellos días.
21 Entonces si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo; o, mirad, allí está, no le creáis.
22 Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos.
23 Mas vosotros mirad; os lo he dicho todo antes.
La venida del Hijo del Hombre
(Mt. 24.29-35,42-44; Lc. 21.25-36)
24 Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor,
25 y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas.
26 Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria.
27 Y entonces enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
28 De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.
29 Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.
30 De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.
31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
32 Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.
33 Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo.
34 Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase.
35 Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana;
36 para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo.
37 Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad. Marcos 13

ORACIÓN

  • Hoy pedimos al Señor que no perdamos de vista que su venida no dejará piedra sobre piedra de toda estructura religiosa humana que haya usurpado su nombre.
  • Pedimos al Señor que nos preserve de todo usurpador y de toda mentira escupida en su nombre.
  • Pedimos al Señor que nos mantenga firmes en medio de toda tribulación.
  • Que ponga en nosotros Palabra fiel que de testimonio de Él y el Evangelio a tiempo y a destiempo.
  • Pedimos al Señor que nos haga dejar lugar al Espíritu Santo para que nos de toda sabiduría para testificar.
  • Pedimos al Señor que nos ayude a serle fiel hasta el fin aún en medio de aquellos que nos menosprecian y persiguen.
  • Pedimos al Señor que nos dé fe para esperar en sus promesas y no permanecer ociosos hasta que Él vuelva.

AMÉN.

Génesis 43

1 El hambre era grande en la tierra;
2 y aconteció que cuando acabaron de comer el trigo que trajeron de Egipto, les dijo su padre: Volved, y comprad para nosotros un poco de alimento.
3 Respondió Judá, diciendo: Aquel varón nos protestó con ánimo resuelto, diciendo: No veréis mi rostro si no traéis a vuestro hermano con vosotros.
4 Si enviares a nuestro hermano con nosotros, descenderemos y te compraremos alimento.
5 Pero si no le enviares, no descenderemos; porque aquel varón nos dijo: No veréis mi rostro si no traéis a vuestro hermano con vosotros.
6 Dijo entonces Israel: ¿Por qué me hicisteis tanto mal, declarando al varón que teníais otro hermano?
7 Y ellos respondieron: Aquel varón nos preguntó expresamente por nosotros, y por nuestra familia, diciendo: ¿Vive aún vuestro padre? ¿Tenéis otro hermano? Y le declaramos conforme a estas palabras. ¿Acaso podíamos saber que él nos diría: Haced venir a vuestro hermano?
8 Entonces Judá dijo a Israel su padre: Envía al joven conmigo, y nos levantaremos e iremos, a fin de que vivamos y no muramos nosotros, y tú, y nuestros niños.
9 Yo te respondo por él; a mí me pedirás cuenta. Si yo no te lo vuelvo a traer, y si no lo pongo delante de ti, seré para ti el culpable para siempre;
10 pues si no nos hubiéramos detenido, ciertamente hubiéramos ya vuelto dos veces.
11 Entonces Israel su padre les respondió: Pues que así es, hacedlo; tomad de lo mejor de la tierra en vuestros sacos, y llevad a aquel varón un presente, un poco de bálsamo, un poco de miel, aromas y mirra, nueces y almendras.
12 Y tomad en vuestras manos doble cantidad de dinero, y llevad en vuestra mano el dinero vuelto en las bocas de vuestros costales; quizá fue equivocación.
13 Tomad también a vuestro hermano, y levantaos, y volved a aquel varón.
14 Y el Dios Omnipotente os dé misericordia delante de aquel varón, y os suelte al otro vuestro hermano, y a este Benjamín. Y si he de ser privado de mis hijos, séalo.
15 Entonces tomaron aquellos varones el presente, y tomaron en su mano doble cantidad de dinero, y a Benjamín; y se levantaron y descendieron a Egipto, y se presentaron delante de José.
16 Y vio José a Benjamín con ellos, y dijo al mayordomo de su casa: Lleva a casa a esos hombres, y degüella una res y prepárala, pues estos hombres comerán conmigo al mediodía.
17 E hizo el hombre como José dijo, y llevó a los hombres a casa de José.
18 Entonces aquellos hombres tuvieron temor, cuando fueron llevados a casa de José, y decían: Por el dinero que fue devuelto en nuestros costales la primera vez nos han traído aquí, para tendernos lazo, y atacarnos, y tomarnos por siervos a nosotros, y a nuestros asnos.
19 Y se acercaron al mayordomo de la casa de José, y le hablaron a la entrada de la casa.
20 Y dijeron: Ay, señor nuestro, nosotros en realidad de verdad descendimos al principio a comprar alimentos.
21 Y aconteció que cuando llegamos al mesón y abrimos nuestros costales, he aquí el dinero de cada uno estaba en la boca de su costal, nuestro dinero en su justo peso; y lo hemos vuelto a traer con nosotros.
22 Hemos también traído en nuestras manos otro dinero para comprar alimentos; nosotros no sabemos quién haya puesto nuestro dinero en nuestros costales.
23 El les respondió: Paz a vosotros, no temáis; vuestro Dios y el Dios de vuestro padre os dio el tesoro en vuestros costales; yo recibí vuestro dinero. Y sacó a Simeón a ellos.
24 Y llevó aquel varón a los hombres a casa de José; y les dio agua, y lavaron sus pies, y dio de comer a sus asnos.
25 Y ellos prepararon el presente entretanto que venía José a mediodía, porque habían oído que allí habrían de comer pan.
26 Y vino José a casa, y ellos le trajeron el presente que tenían en su mano dentro de la casa, y se inclinaron ante él hasta la tierra.
27 Entonces les preguntó José cómo estaban, y dijo: ¿Vuestro padre, el anciano que dijisteis, lo pasa bien? ¿Vive todavía?
28 Y ellos respondieron: Bien va a tu siervo nuestro padre; aún vive. Y se inclinaron, e hicieron reverencia.
29 Y alzando José sus ojos vio a Benjamín su hermano, hijo de su madre, y dijo: ¿Es éste vuestro hermano menor, de quien me hablasteis? Y dijo: Dios tenga misericordia de ti, hijo mío.
30 Entonces José se apresuró, porque se conmovieron sus entrañas a causa de su hermano, y buscó dónde llorar; y entró en su cámara, y lloró allí.
31 Y lavó su rostro y salió, y se contuvo, y dijo: Poned pan.
32 Y pusieron para él aparte, y separadamente para ellos, y aparte para los egipcios que con él comían; porque los egipcios no pueden comer pan con los hebreos, lo cual es abominación a los egipcios.
33 Y se sentaron delante de él, el mayor conforme a su primogenitura, y el menor conforme a su menor edad; y estaban aquellos hombres atónitos mirándose el uno al otro.
34 Y José tomó viandas de delante de sí para ellos; mas la porción de Benjamín era cinco veces mayor que cualquiera de las de ellos. Y bebieron, y se alegraron con él. Génesis 43

ORACIÓN

  • Hoy pedimos al Señor que nos ayude a aprender de nuestros errores y nos humille en todo aquello que aún no damos frutos de arrepentimiento.

AMÉN.