Hebreos 13:4

Señor te damos gracias por el matrimonio. Ayúdanos a honrarlo y a tenerlo en gran estima. Guárdanos en mutua fidelidad. Que nuestra vida sexual te glorifique, y aparta de nosotros toda fornicación y adulterio. Pon en nosotros tu santo temor, y haznos tener en cuenta tu Palabra, que es justa, verdadera, y eterna. En el nombre de Jesús. Amén.

Génesis 15:3

En Tierra Seca

03. En este pasaje encontramos un Abraham que abre su corazón y muestra sin tapujos lo que piensa. Tenga razón o no, él se muestra tal cual es y dice al Señor lo que su corazón alberga desde hace ya algún tiempo.

Primero, echa en cara a Dios que no le ha dado ningún hijo, algo que le prometió, ya que ni Ismael ni Isaac habían nacido aún. Además, da por sentado que no tendrá descendencia propia cuando afirma que uno de sus criados será finalmente su heredero. Pues esta era la costumbre de las tribus nómadas de la época, que su siervo principal recibiera la herencia de su Señor, así como los honores de un hijo. Era una especie de adopción ¡Cómo debía sentirse Abraham! ¡qué distinto a lo que él tanto esperaba de Dios!

Qué cortos de vista podemos llegar a ser, y cómo ignoramos el poder…

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