GÁLATAS 6

Señor, ayúdanos a vernos como lo que realmente somos, una gran familia en ti. Si alguna vez alguno tropieza pecando, ayúdanos a actuar en el Espíritu edificando y restaurando con amor y benignidad, sin caer en el juicio. Porque sabemos que nosotros también podemos ser tentados. Ayúdanos a sobrellevar las cargas los unos de los otros. Tal y como hiciste tú. Y no dejes que nos envanezcamos pensando que somos más fuertes que los demás. Ayúdanos a probarnos constantemente, y si podemos gloriarnos en algo, que no sea a costa de compararnos mutuamente.

Muévenos a no cosechar la destrucción que da la carne, sino la vida eterna que da el espíritu. Que no nos cansemos nunca de hacer el bien. Que no perdamos ninguna oportunidad, especialmente entre nuestros hermanos en la fe. Porque sabemos que la cosecha vendrá a su debido tiempo.

Y que no sea nuestro afán impresionarnos mutuamente. Que no tengamos otra gloria que la cruz de nuestro Señor mientras su gracia nos acompaña todo el camino. Amén.

GÁLATAS 5

Señor, te damos gracias por la libertad que nos has otorgado. Te pedimos ahora que nos fortalezcas en ella para no volver a la esclavitud del pecado o los rudimentos de la ley. Ayúdanos a no caer de la Gracia. Que el amor sea el motor de nuestra fe. Haznos obedientes a la verdad. Aparta toda carnalidad en nosotros, más sea nuestra libertad el acicate que necesitamos para servirnos los unos a los otros en amor. Sea el amor al prójimo el lema de nuestra vida. Que nada estorbe este propósito. Sea el Espíritu Santo como nuestro calzado. Danos sus fuerzas en nuestras luchas contra nuestros deseos pecaminosos mientras caminamos en Él.

Sustituye en nosotros el adulterio, la fornicación, la inmundicia, la lascivia, la idolatría, la superstición, las enemistades, los pleitos, los celos, las iras, las contiendas, las disensiones, las herejías, las envidias, los homicidios, las borracheras, las orgías o cosas semejantes, por el amor, el gozo, la paz, la paciencia, la benignidad, la bondad, la fe, la mansedumbre, la templanza. Porque en ti Señor, hemos sido crucificados, y en tu Espíritu ahora vivimos. Amén.

GÁLATAS 4

Alabado y bendito seas Dios y Padre, creador de los Cielos y la Tierra. Por haber enviado a tu Hijo, nacido de mujer, para redimirnos. Gracias por el Espíritu Santo, por el cual podemos clamar: “Abba Padre”. Y por habernos hecho tus hijos y herederos de la promesa.

No dejes que volvamos a la esclavitud del pecado, y la idolatría. Aparta de nosotros cualquier forma de legalismo. Que no menospreciemos la libertad que nos has dado. En el nombre de Jesús. Amén.

GÁLATAS 3

Señor, líbranos de añadir tradición u obra alguna a nuestra preciosa y santa fe. La que guio a nuestro padre Abraham. Gracias porque habernos hecho partícipes de su bendición. Porque en ella nos has dado vida al morir en la cruz recibiendo una maldición que sólo nosotros merecíamos.

Gracias Señor, porque sólo tú eres la descendencia prometida, y sólo en ti formamos parte de ella. Gracias por la ley, porque por ella somos conducidos a ti constantemente.  Gracias por la fe que ha roto nuestro confinamiento, porque ella es la vacuna que nos hace inmunes al pecado. Ayúdanos ahora a vivir por ella. Gracias por habernos adoptado. Gracias porque la fe que salva no hace acepción de personas. Porque todos los que hemos creído, habiendo recibido un solo bautismo, hemos sido revestidos de ti.

Gracias por la unidad que hay en ti, por habernos hecho descendencia de Abraham en ti, y por participar ya de su herencia. En Cristo Jesús. Amén.

GÁLATAS 2

Señor, guarda y protege la libertad que tenemos en ti. Que ningún tipo de esclavitud impida que la verdad del Evangelio se desarrolle en nosotros. Pon humildad en nosotros, Señor, no dejes que nos ciegue nuestra ambición. Porque nadie es más que nadie ante tu presencia. Tú no haces acepción de personas. No dejes que sea así entre nosotros. Haz que nuestro afán sea más bien cuidar al pobre y al menesteroso.

Muévenos, Señor por la fe que hemos depositado en ti, y no dejes que volvamos a la “meritocracia” de la ley y la hipocresía que conlleva. Ayúdanos, pues, a morir a estas cosas y vivir sólo en y para ti. Porque sólo en ti Señor somos justificados. Que nada nos aparte de tu gracia. Que nada haga vana tu muerte en la Cruz. En el nombre de Jesús. Amén.