Hoy pedimos por sabiduría para nuestros Ancianos, para que sepan gobernar la iglesia con mucho temor, y sepan fomentar la madurez espiritual, así como cultivar en cada uno de nosotros aquellos dones que han sido puestos en nuestro corazón por el Espíritu Santo.
Para todos pedimos un corazón prudente, que sepa racionalizar los bienes materiales, de tal modo que siempre estemos dispuestos a ejercitar la generosidad y la misericordia, especialmente con aquellos que trabajan para el Señor a pleno tiempo.
Pedimos también que seamos librados de todo prejuicio, siendo capaces de aceptarnos los unos a los otros, a pesar de tener idiosincrasias tan distintas. Que tengamos también un espíritu común, cohesionador, siendo todos de estímulo mutuo.
También pedimos al Señor un espíritu presto, de firmeza en la fe, de coraje, fortaleza, servicio, y sobre todo de amor. Siendo como somos una gran familia en el Señor. Y que el afecto fraternal nunca nos falte en toda circunstancia.