En la Biblia, el número 40 tiene su significado. Es un número estrechamente vinculado al juicio de Dios. El pueblo de Israel fue juzgado y condenado a “vagar” por el desierto durante 40 años, y en este pasaje, son 40 días los que lloverá torrencialmente sobre la Tierra sin parar. Pero, también son periodos de preparación y prueba. Moisés estuvo 40 días ayunando en el monte Sinaí para poder recibir la ley de Dios, y el Señor fue probado en el desierto también durante 40 días. Sin embargo, hay periodos de prosperidad que Dios también dispone. En el libro de Jueces, los periodos de paz duraban 40 años. O el Reinado de David, uno de los más prósperos, a pesar de sus muchas luchas, también duró ese tiempo.
Dios juzga, pero Dios también salva. Dios ofreció, a través del Arca, la posibilidad de arrepentirse y de ser salvo. Muchos se dieron cuenta del significado del Arca cuando ya era demasiado tarde. Si no hubiera sido por el incremento de las aguas, el Arca no se hubiera elevado por encima de ellas.
Nadie puede, ni podrá jamás escapar al juicio de Dios. Por altos e imponentes que sean las montañas de esta Tierra, estas no sirven ni servirán para salvarnos. Ante el juicio divino vanas son las tretas de los hombres o aferrarnos a cualquier cosa creada. No hubo ser creado (excluyendo los animales marinos) que sobreviviera la catástrofe.
Aun así, los castigos de Dios son quirúrgicos. Puso límites a las aguas y restringió la lluvia a sólo 40 días. Pasado este tiempo, dibujó un Arcoíris de esperanza que aún hoy perdura.
El Dios del diluvio es el mismo Dios que adoramos hoy. Por lo tanto, si se dan las circunstancias, volverá a juzgar como lo hizo entonces. Él es justo y no dejará nunca de serlo. Su capacidad para destruir todo aquel que le niega con su boca y con su vida sigue intacta, pero su voluntad para crear un mundo nuevo y mejor, también.
Fe. La bendición que fluye de ella
La bendición que la fe de Noé desprendió en su propia vida (fue salvado por fe en el sentido literal de la palabra) también alcanzó su vida familiar. Por su testimonio fue alcanzada su familia. «Solo Noé y los que estaban con él en el arca salvaron la vida» (v. 23). Su fidelidad al expresar su fe predicando la justicia de Dios «condenó al mundo». Fue así como la gente quedó expuesta a la verdad, a pesar de que eligieron ignorarla.
Fe. Un recurso de poder.
El poder de Noé para vivir triunfalmente entre sus contemporáneos incrédulos fue un triunfo de gracia y fe. No se podía esperar que un hombre encontrara en sí mismo los recursos para vivir tal y como lo hizo. Le fue dado el poder para actuar con determinación mientras la sociedad en la que vivía ya llevaba tiempo en vías de desaparecer. Le fue dado poder para exhibir incisivamente el pecado y la rebeldía de su sociedad. A pesar de que nadie le hacía caso. Tuvo poder para manifestar una actitud y una forma de vida totalmente distinta a la de ellos. Experimentó la soledad a lo largo del camino. Pero a través de la fe, Noé obtuvo todo lo necesario para seguir adelante.