Señor, a ti imploramos. Tú eres nuestra fortaleza y nuestro auxilio y nuestro sustentador. Tú rechazas toda maldad, los orgullosos no pueden permanecer en tu presencia, no soportas la mentira, y todos los violentos recibirán su merecido. Santifícanos, Señor, apartándonos de todas estas cosas. Pon humildad en nuestros corazones para entrar en tu casa y estar delante de tu presencia. Pon caminos de justica delante nuestro. Haznos ver el futuro que aguarda a aquellos cuya lengua es como un sepulcro abierto, aquellos que se han rebelado contra ti. Se tu nuestro refugio y nuestro gozo. Bendícenos en tu nombre. En el nombre de Jesús. Amén.