LEVÍTICO 4

Señor. Gracias por haber sido  nuestro sacrificio expiatorio. Gracias por haber ocupado nuestro lugar en la cruz. Por haber sido perdonados y limpiados con tu preciosa sangre. Porque todos somos pecadores y ninguno está exento de culpa. Te pedimos perdón por todos aquellos pecados personales, los que sólo conocemos tú y yo. También por aquellos colectivos. Aquellos que comentemos de mutuo interés bien sea como familia, congregación, o nación. También te pedimos perdón por aquellos pecados que cometemos como ministros y sacerdotes. Por el daño que hacemos a tu pueblo y a tu obra. Especialmente cuando nos apropiamos tu nombre, pensamos que podemos granjearte, o gustamos de una gloria que sólo te pertenece a ti. En el nombre de Jesús te lo pedimos. Amén.

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