Señor, no dejes que perseguir nuestros propios deseos nos impida adquirir sabiduría. Que nuestra realización personal no nos prive de cordura. Que la sabiduría ponga rienda a nuestros labios. Ayúdanos a ser imparciales y a sembrar la paz midiendo siempre nuestras palabras. A ser buenos trabajadores. Pon en nuestro corazón la humildad que precede el honor y apártanos de la arrogancia que antecede la destrucción. Ayúdanos a ser prontos para escuchar y tardos para hablar. Gracias por ser nuestro refugio. Gracias por las esposas y maridos que nos has dado. Y alabado seas también por las buenas amistades que has puesto a lo largo de nuestro camino. En el nombre de Jesús. Amén.