Señor, ayúdanos a valorar más la paz que las riquezas, a ser fieles en nuestra labor cotidiana, a estar siempre dispuestos a ser probados por tus delicadas manos, a no respaldar ni promover el engaño, y a identificarnos con los pobres y desamparados. Bendice a nuestros hijos y nietos para que no se aparten de tus caminos. Apártanos de toda palabrería o juicio, desechando también toda murmuración. Ablanda nuestro corazón para que pueda ser corregido. Danos sabiduría para evitar toda contienda. Y danos el conocimiento que mide nuestras palabras y la prudencia que emana de la discreción. En el nombre de Jesús. Amén.