Señor, hoy te presentamos los planes de nuestro corazón para tu aprobación. Te pedimos también la sabiduría necesaria para dar siempre una respuesta adecuada en cada conversación. No permitas que nos dejemos embaucar por nuestra propia opinión, más haznos ver la verdadera motivación de cada uno de nuestros juicios. No dejes que brote en nosotros el orgullo. Haz que la misericordia y la verdad sean los ungüentos que curen las heridas de nuestro pecado. Y que tu temor nos aparte siempre de caer en el mal. Haz que la justicia sea el fundamento de todo aquello que edificamos. Ayúdanos a ser de espíritu humilde, habitando entre los pobres antes que dividiendo botín con los soberbios. Ayúdanos a no ser nunca causa de conflicto sino más bien instrumentos de paz. Y pon también en nosotros paciencia y dominio propio. En el nombre de Jesús te lo pedimos. Amén.