Señor, hoy te pedimos que nuestro modo de vivir sea digno de nuestro llamado. Siendo siempre humildes, amables y pacientes. Tolerantes unos con otros, practicando el verdadero amor. Ayúdanos a ceder para mantener la unidad en el vínculo de la paz. Porque una es nuestra esperanza, uno nuestro Señor, una nuestra fe, uno nuestro bautismo, y uno el Dios y Padre de todos.
Capacítanos para servir, pero sólo con el propósito de edificar tu cuerpo. Llénanos de tu conocimiento, y haz que cada día seamos más parecidos a ti.
Ayúdanos a sujetarnos a ti y a nuestros hermanos. A no vivir alejados de ti, participando encubiertamente de toda inmoralidad o deseo engañoso. Más bien, renueva nuestra mente conforme a tu justicia y santidad.
Haz que la verdad sea nuestro idioma, pon caducidad a nuestro enojo, ayúdanos a abandonar el pecado con todas sus obras. Aleja igualmente de nosotros la amargura, la ira o cualquier otra forma de malicia. Haznos trabajadores, pero para poder compartir con los necesitados, bondadosos, compasivos y empáticos unos con otros evitando también toda palabrería. Y haz que nos perdonemos mutuamente, tal y como tú nos has perdonado en Cristo Jesús. Amén.