Señor, ayúdanos a tenerte el respeto y la reverencia que requiere tu santo nombre, siendo como eres creador de los Cielos y la Tierra, y Señor del Universo. Ayúdanos a discernir tu cuerpo mediante los símbolos, y a su vez, a no descuidar el inmenso valor de tu preciosa sangre que nos limpia de todo pecado. Lávanos con tu agua de vida, para que, a su vez, podamos lavarnos entre nosotros. Y úngenos para el santo ministerio que nos has encomendado. En el nombre de Jesús.