Señor, haz que, como pueblo tuyo santificado por tu Gracia, seamos punto de encuentro entre Dios y el hombre. Que nuestras comunidades sean reflejo del magnífico tabernáculo de hombres y mujeres que compone tu iglesia. Que nuestras relaciones los unos con los otros constituyan el lugar idóneo donde la humanidad se reconcilie contigo.
Haznos ver también que todos somos necesarios, aunque nuestros dones sean distintos. Que tu presencia, y el testimonio de tu Palabra impregnen nuestra misma existencia. Que el trono de tu Gracia nos gobierne con brazo inquebrantable. Y que tu luz atraiga a todo pueblo y nación al testimonio de tu Palabra. Haznos dignos de tan sublime testimonio. En el nombre de Jesús. Amén.