Hoy pedimos al Señor que nos caractericemos por cuidar y respetar nuestra familia, así como por nuestra responsabilidad en el trabajo. También pedimos respeto por la dignidad humana, no apoyando, directa ni indirectamente, el abuso o la explotación laboral.
Pedimos también ser cuidadosos con nuestros deseos y pensamientos, porque ninguna forma de odio, por inocua que nos parezca, pasa desapercibida delante de Él. Cuidar el trato con nuestro prójimo, porque así tratamos, así nos tratarán. Igualmente, pedimos ser capaces de valorar justa y ecuánimemente los bienes materiales, nunca poniéndolos por encima de la dignidad que merece todo ser humano.