Hoy pedimos al Señor paciencia para seguir adelante hacia la tierra prometida mientras soportamos la escasez del desierto. Que a pesar de la dureza del camino no dudemos un solo instante que Cristo camina entre nosotros. Porque su fidelidad es para siempre.
Hoy también pedimos valentía y endereza para enfrentar todas las batallas que se han levantado contra nosotros, porque hoy son muchos los que desafían a nuestro Dios. Que no dejemos de sostenernos mutuamente en oración, y que nunca abandonemos a Cristo, nuestra roca fuerte, la única que puede hacernos más que vencedores.