Hoy pedimos ser librados de la murmuración. Que las dificultades del camino, la escasez, el temor y la ansiedad no nos hagan anhelar nuestra antigua manera de vivir, por “sensata” que nos pueda parecer. Que no perdamos la fe y confianza en aquel que nos ha salvado. Pues, si nuestra fe no desfallece, su provisión, espiritual y material, no faltarán a lo largo de todo el camino.