Hoy renovamos nuestro compromiso como seguidores de Cristo. Pedimos al Señor corresponsabilidad conscientes de que debemos darnos ejemplo los unos a los otros.
Pedimos también al Señor humildad y sabiduría para sujetarnos los unos a los otros, sabiendo que sin someternos primeramente a Él, toda sujeción es siempre asfixiante.
Alabamos y bendecimos a nuestro Señor, porque siendo hombres y mujeres tan distintos, nos ha unido, juntamente con Él llegando a causar asombro al mismo Cielo. Le pedimos sabiduría para mantener esta harmonía despiertos, sin mancha, ni contienda.
Por lo tanto, pedimos al Señor 🖇 unidad en su Iglesia ⛪, buscar siempre el bien común, participar de la Mesa dignamente, discerniendo el Cuerpo de Cristo, y proclamando su muerte y resurrección hasta que el vuelva.