7. Una vez más encontramos que el pacto con Abraham es establecido por Dios, y no por ningún hombre. Es un pacto personal, entre Abraham y su descendencia, por un lado, y Dios mismo por el otro. Pero, ahora el texto añade un matiz importante. Que este es un pacto eterno. No tiene fin. Es más, se refiere a Abraham y todas las generaciones que han de sucederle como una sola persona. Por lo tanto, la resurrección de Abraham y su descendencia queda explícita y se hace más notoria que nunca.
Este es el pacto que Dios recordará durante mil generaciones.
Pacto perpetuo con Israel, y con él, la promesa de la tierra de Canaán. La
verdad y la misericordia les seguirán todos los días de sus vidas hasta que den
como fruto el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo. Por este pacto, el Señor
ha salvado a su pueblo, para…
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