Dios y Padre celestial, alabado y bendito seas porque has puesto un nuevo cántico en nuestras bocas. Nuestra es la canción de tu siervo, y la canción del cordero que quita el pecado del mundo. Porque grandes y maravillosas son tus obras. Oh, Dios todo poderoso, verdaderos y justos son tus caminos, Rey de todos los tiempos ¿Quién no te temerá y glorificará tu nombre? Si solo tú eres santo, y todas las naciones vendrán y te adorarán, pues manifiestas son tus obras de amor y de justicia. Ante ti nos postramos en sincera adoración. En el nombre de Jesús. Amén.