Josué 6:8

8.  Ser el Pueblo de Dios tiene implicaciones. El Señor tiene un plan, un proyecto, en el cual cada uno de nosotros tiene cabida. El mandamiento que nos ha sido encomendado es muy sencillo: “Adorar al Señor”. Pero esto solo puede llevarse a cabo si el Señor, objeto de nuestra adoración, está en medio de nosotros. Solo viviendo en la presencia de Dios podemos vernos movidos a la verdadera adoración.

Se dice que el siete es el número de la plenitud, pero esta plenitud solo la hallaremos cuando nos amemos los unos a los otros, y esto solo ocurrirá cuando amemos a Dios de todo corazón, porque solo cuando amamos a Dios le adoramos en verdad. Amar a Dios, adorar a Dios, y amarnos los unos a los otros son una misma cosa.

La presencia de Dios, y Su Palabra, simbolizadas con el Arca, sugieren que no vamos a tener ninguna fuerza moral si no nos tomamos en serio los mandamientos de Dios. Debemos guardar la Palabra de Dios de tal modo que la amemos tanto que llegue a formar parte de nuestra vida con todo lo que ello implica. Y esto no es una opción, no debemos de olvidar que nos encontramos en medio de una guerra de proporciones cósmicas, y que ahora somos nosotros el ejército de Dios, y un soldado, jamás desobedece a su superior.

Una vez más el centro de atención es el Arca del Pacto. Con ello debemos de tener claro que esta no es “nuestra guerra”, en un sentido, sino la de Dios. Es Él quien está sitiando la ciudad, nosotros solo obedecemos sus órdenes, que son: “Adorar al único Dios verdadero”.

Fijémonos que en esta singular procesión, que se inició probablemente al amanecer, en primer lugar van los guerreros, hombres armados, seguidamente los sacerdotes, luego, el Señor en el Arca que, a su vez, iba seguido por un grupo de guerreros. La preeminencia, pues, no la  tenían ni los hombres armados, ni los sacerdotes, sino quien iba en el centro. Estaba claro: El epicentro del terremoto que iba a sacudir aquellos robustos muros estaba en Arca.

«como cuarenta mil, equipados para la guerra, pasaron delante del SEÑOR hacia los llanos de Jericó, listos para la batalla.
(Jos 4:13)»

Deuteronomio 6:4-5

Escucha, oh Israel, el SEÑOR es nuestro Dios, el SEÑOR uno es. Amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza.
(Deu 6:4-5)


Santo Dios, tu nombre adoramos;
Señor de todo, delante de ti nos postramos;
Todo en la Tierra, tu cetro clama;
Todo en el Cielo te adora.
Infinito es tu vasto dominio;
Eterno es tu reino.
IGNAZ FRANZ (1719-1790)


Oh Dios, te alabo en la belleza de tu santidad. No mi santidad, sino la tuya, tal y como me ha sido revelada en el Señor Jesucristo. Amén.

Josué 6:7

7. Cuando el Señor habla, siempre lo hace con un propósito. Dicho de otra manera, siempre espera una respuesta de nuestra parte. Él habla, nos pide, y nosotros respondemos obedeciendo. Entonces, quizá, deberíamos examinarnos a nosotros mismos, porque es posible que la Palabra de Dios no sea respuesta adecuadamente.
El Señor nunca nos va a pedir nada sin antes habernos preparado. Y nunca nos va a encomendar nada que no seamos capaces de hacer. Conforme a nuestra preparación, nuestra madurez, nuestros dones, capacidades, y  fortaleza, así nos pide Dios. Es por ello que el Señor suele preferir tomarse su tiempo mientras nos forma, Él no tiene nuestras prisas, y podemos dar por seguro que no nos dejará hasta que nos hayamos aprendido la lección.
Pero aun así, en cualquier empresa que llevemos a cabo en Su obra, de nada sirve la mejor preparación, si el Señor no nos acompaña. Si no vivimos postrados delante de su presencia en una actitud constante de adoración y búsqueda de su voluntad.
Es una gran  responsabilidad la que tenemos los que ministramos la Palabra de Dios. Y a menudo caemos en el error de enredarnos en cuestiones y polémicas infructuosas que no llevan a ningún lado, más allá de la queja y la discordia, mientras dejamos desatendido al Pueblo que espera órdenes para actuar.
Nunca menospreciemos los mandamientos de la Palabra de Dios. Aunque algunos sean difíciles de entender, como pueda ser el rodear una ciudad durante seis días. No lo dudemos, si Él lo ha mandado, seguro merece la pena hacerlo, de hecho no existe otra posibilidad de conseguir la verdadera victoria. Alentémonos sabiendo que llegará el día en que Dios nos mostrará los frutos de nuestra vida. No seamos perezosos. No hay privilegio más grande que el servicio a los pies de aquel que dio su vida por nosotros y está sentado a la diestra de Dios. Cuánto más bien hagamos a los demás, mayor será la bendición cosechada y compartida con los que nos rodean.
No temamos. No olvidemos nunca que la Presencia de Dios nunca abandona a sus valientes hombres de “guerra”. Él sabe que la batalla es dura, las pruebas difíciles, y los peligros muchos. No caigamos en el error de confiar en nuestras propias fuerzas, ni tengamos en alta estima nuestra propia opinión. Es la presencia de Dios lo primero y lo único que necesitamos para la lucha diaria.
Por último diremos que la posición de los guerreros con respecto al arca era una posición de guarda real. Imitemos aquellos soldados en su pleitesía y su actitud de adoración. Ello siempre conlleva temerle y respetar Su santa Palabra.

Entonces dijo el SEÑOR a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que se pongan en marcha.
(Éxo 14:15)

Bury the workmen. Unspoken

James was sent to Heaven at the edge of Herod’s sword
And Peter he was crucified like his beloved Lord
The Roman Colosseum, the lions and the fires
The gates of hell did not prevail, they fanned those flames higher

Cause you can bury the workmen but the work will go on
And you can silence the voices but you can’t stop the song
When the Spirit’s moving, His will will be done
And you can bury the workmen but the work will go on

And then they lowered Jesus, they laid Him in a grave
They thought that it was over, that His name would fade away
But Jesus wasn’t listening, no, He rose to life again
Cause God is not persuaded by the arrogance of men

So you can bury the workmen but the work will go on
And you can silence the voices but you can’t stop the song
When the Spirit’s moving, His will will be done
And you can bury the workmen but the work will go on

And you can bury the workmen but the work will go on
And you can silence the voices but you can’t stop the song
When the Spirit’s moving, His will will be done
And you can bury the workmen but the work will go on
Yeah you can bury the workmen but the work will go on

Isaías 26:3-4

3 Al de firme propósito guardarás en perfecta paz,
porque en ti confía. 4 Confiad en el Señor para siempre,
porque en Dios[a] el Señor, tenemos una Roca eterna.
Isaías 26:3-4La Biblia de las Américas (LBLA)


Precioso Salvador,
Señor de las Naciones,
¡Hijo de Dios e hijo de hombre!
Adoración y alabanza, gloria y honor,
A ti sean dadas ahora y por siempre.
JESUITAS GERMANOS 1677


Querido Señor Jesús, vengo a ti, porque así me lo has pedido. Con corazón tembloroso, levanto mi voz en alabanza y adoración a ti. En tu precioso nombre oro, amén.

Josué 6:6

6. La iglesia, estando compuesta por personas que son “reyes y sacerdotes” en Cristo Jesús, tiene como misión vivir sobre los fundamentos del nuevo pacto realizado mediante la muerte y la resurrección de Cristo Jesús. Nuestras vidas deben pues manifestar la Gloria de Cristo mediante nuestra servidumbre al Señor y nuestra obediencia a Su Palabra.

El Arca estaba rodeada por sacerdotes, por delante y por detrás. Así mismo, la vida del sacerdote debe girar siempre alrededor del Señor y su Palabra, del mismo modo, el sonido de nuestras trompetas debe ser continuo, evitando todo tipo de doblez o nota incierta. El Arca no contenía meramente la ley, en ella también se hallaba la misma presencia de Dios. No iba a ser la mejor “estrategia”, ni las buenas aptitudes las que iban a dar la victoria al Pueblo de Dios, sino la únicamente la presencia de Dios entre ellos.

Es más, la estrategia para la batalla ordenada por el Señor era probablemente la peor que se podía plantear humanamente hablando ¿Quién iba a impedir que los soldados de Jericó cosieran a flechazos aquellos ingenuos que se paseaban con el arca en silencio o tocando trompetas? ¿O quién impediría una rápida intervención del ejército de la ciudad desmontando todo aquel ritual? Pero, aun y a pesar de todo, Josué no se negó a llevar a cabo la misión encomendada por Dios, aún a sabiendas que militarmente hablando, todo aquello era una insensatez. En esto Josué también nos da ejemplo porque ni tan solo se quejó, tal y como probablemente habría hecho su antecesor Moisés.

Y es que ahora, de lo que se trata es de demostrar quién es el Señor, y hasta qué punto su Palabra es fiable. El Señor iba a realizar una proeza o un milagro, similar al que hizo abriendo el camino del Mar Rojo. Ahora, aquella nueva generación debía demostrar su fe obedeciendo al Señor del mismo modo que lo hicieron sus padres. El juicio de Dios venía sobre Jericó. Y el Pueblo de Dios debía demostrar cuál es la única fe que puede salvar.

y dieron órdenes al pueblo, diciendo: Cuando veáis el arca del pacto del Señor vuestro Dios y a los sacerdotes levitas llevándola, partiréis de vuestro lugar y la seguiréis. Josué 3:3 (LBLA)