Josué 6:4

4. Quizá podríamos decir de este versículo que por cada vez que anunciemos el juicio de Dios, deberíamos orar en silencio 6 veces. Ciertamente la Palabra de Dios debe ser predicada con toda su fuerza, pero también a su debido tiempo, y siempre con el respaldo del Espíritu Santo. Pero esto solo ocurrirá si nos entregamos previamente a la oración.

Siete sacerdotes, siete trompetas, el séptimo día, siete vueltas a la ciudad. El número siete destaca en este pasaje. El llamado número perfecto, tiene muchos parangones en la Escritura:

  • Siete días tiene la semana.
  • Siete pares de animales limpios entraron en el arca.
  • Siete veces rociaba el Sacerdote en el tabernáculo delante del Señor.
  • Siete lámparas tenía el candelero que vio el profeta Zacarías simbolizando los siete espíritus de Dios.
  • Siete son las iglesias del Apocalipsis simbolizadas con 7 candeleros con siete estrellas que simbolizan sus ángeles.
  • Siete sellos tiene el libro de la vida.
  • Siete cuernos y siete ojos simbolizan también los siete espíritus de Dios que rodean la Tierra.
  • Siete trompetas tocarán los siete ángeles del Apocalipsis.
  • Siete son las copas de la ira de Dios también en apocalipsis.
  • La palabra “jurar” en hebreo está basada en la palabra “siete”.

Las siete vueltas a la ciudad el séptimo día, y los siete días en total evocan la Creación. El séptimo día se terminó la creación, y un séptimo día terminaría el éxodo de Egipto. Por lo tanto, pronto iba a iniciarse un nuevo orden.

Una vez más, este nuevo desafío demandaba “fe” al pueblo de Dios, fe para emprender una nueva andadura. Pero juntamente con ello, Dios les estaba pidiendo un nuevo esfuerzo que corroborase esa confianza depositada en Él.

El sonido de las trompetas, en realidad, anunciaba la presencia de Dios. El tipo de trompeta utilizado, cuerno de carnero, no emitía el sonido característico de las trompetas de guerra, sino que emitía un sonido que evocaba  el jubileo. Aquel era un sonido del gozo y de la alegría. Así que el Señor, en realidad, no les estaba mostrando ninguna estrategia militar a seguir, sino más bien les daba indicaciones para celebrar un acto ceremonial de adoración y alabanza a Él.

Sucederá también en aquel día que se tocará una gran trompeta, y los que perecían en la tierra de Asiria y los desterrados en la tierra de Egipto, vendrán y adorarán al Señor en el monte santo en Jerusalén. Isaías 27:13 (LBLA)

No body knows the trouble I’ve seen. Louis Armstrong

Nobody knows the trouble that I’ve seen
Nobody knows my sorrow
Nobody knows the trouble that I’ve seen
Glory hallelujiah

Nobody knows the trouble that I’ve seen
Nobody knows my, my sorrow
Nobody knows the trouble that I’ve seen
Glory hall- glory hallelujiah

Sometimes I’m up and sometimes I’m down
Oh, yes lord
You know sometimes almost to the ground
Oh, oh yes lord

Still, nobody knows the trouble that I’ve seen
Nobody, nobody knows my, my sorrow
Nobody knows the trouble that I’ve seen
Glory hallelujiah

If you get there before I do
Oh, oh yes lord
Don’t forget to tell all my friends I’m comin’ too
Whoa, oh yes lord

Still, nobody knows the trouble that I’ve seen
Nobody knows my sorrow
Nobody knows the trouble that I’ve seen
Glory hall- hallelujiah

Salmos 119:16

Me deleitaré en tus estatutos, y no olvidaré tu palabra. Salmos 119:16 (LBLA)


Abre ahora la fuente de cristal,
Y que fluya el arroyo de la sanidad;
Que la columna de nube y de fuego
Me guíe durante todo mi camino.
WILLIAM WILLIAMS (1717-1791)


Oh Dios, enciende mi corazón desde lo alto, inflámame con un fuego inextinguible que me guíe durante todo mi camino. En el nombre de Jesús te lo ruego. Amén.

Josué 6:3

Josué 6:3. La estrategia para tomar Jericó es de Dios. Él sabe realmente cómo hacer caer esas murallas y dar la victoria a su pueblo. Así que lo único que debe hacer Israel es, como todo buen soldado, obedecer. Lo primero que debían entender era que Dios ya les había dado la ciudad, por lo tanto lo más importante era entender que no debían tener miedo. Una buena forma de quitarse el miedo de encima es acercarse primeramente y examinar aquello que nos lo produce. Así que ¡qué mejor que “todos los hombres de guerra” den una vuelta diaria a la ciudad durante 6 días! Haciéndolo comprobarán la grandeza de Jericó y la dificultad, de poder tomarla por sí solos, en otras palabras, se convencerán del todo que no tienen posibilidad alguna, humanamente hablando. Por otro lado, no podemos pasar por alto lo perplejos que se iban a quedar aquellos fuertes guerreros de Jericó al verlos desfilar… con el Arca. Y  es que, en realidad, no era el arca quien acompañaba el ejército de Israel, sino al revés. Era el pueblo de Israel quien acompañaba la misma presencia de Dios y su Palabra.

Porque ya que en la sabiduría de Dios el mundo no conoció a Dios por medio de su propia sabiduría, agradó a Dios, mediante la necedad de la predicación, salvar a los que creen.
(1Co 1:21)