11. La señal identitaria que Dios manda a su pueblo es una señal, sin duda, peculiar. Dejando de lado los reconocidos beneficios fisiológicos de la pequeña intervención quirúrgica tales como una mejora en la vida sexual tanto para el hombre como para la mujer, o la eficaz profilaxis que conlleva contra diversas enfermedades venéreas. La circuncisión era una señal realizada en el mismo cuerpo que recordaba al pueblo de Dios, entre otras cosas:
- Que el hombre posee una naturaleza carnal y pecaminosa que hay que desechar.
- Su necesidad de redención a través de la sangre, así como su incapacidad para producir la semilla redentora prometida por Dios para llevar acabo su expiación.
- Debían guardar fidelidad a Dios, que los había redimido, así como a la familia y al Pueblo al que pertenecían.
Pero también debían entender algo muy importante: La circuncisión verdadera siempre debe darse primeramente en el corazón…
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